“Escondido en su anillo papal, habita un demonio” Acusación de Felipe IV de Francia, verdugo de templarios, contra el papa Bonifacio VIII.
Artículo publicado en
La Aventura de la Historia nº 100, Febrero 2006
Entre los muchos enemigos que tuvo el papa Bonifacio VIII, se hallaba el cardenal Pietro Colonna. Este prelado le acusó de haber llevado en su coronación, el 23 de enero de 1295, “un anillo en el que tenía prisionero a un demonio; de invocarle y dedicarle fumigaciones de incienso para que le sirviera de oráculo. Aseguraba que le había oído conversar con el demonio que, a veces, hablaba con voz de niño y otras con una voz cavernosa y ronca, como si fuera un viejo”.
Aquella sarta de tonterías podía mantenerse en pie gracias a las aficiones que sobre magia y alquimia tenía el Papa en cuya biblioteca existían dos de las obras más famosas de la época sobre ésta materia: Ars Nova y Ars Notoria.
Aparte de tales aficiones se supone que Bonifacio VIII debía de ser muy supersticioso y que para rechazar conjuros, sortilegios, males de ojo y otras zarandajas, el día de su coronación llevó puesto un collar que hacía extraños ruidos y emitía vibraciones.